Chile

Tan rápido que pasa el tiempo y tan voluble que se nos pone la memoria. En nuestro país la edad promedio se asoma a los 36 años, perfil que debiéramos tener en cuenta al imaginar el eco de un “nosotros ”.

Los 30 años del Plebiscito son para el hoy, ya parte de los hechos constitutivos de la historia. Como si Chile comenzara ahí, en esos recuerdos imaginados y no obstante, no vividos por gran parte de los presentes. La historia es justamente ese existir que nos contaron y que fue tan potente que lo incorporamos a nuestra memoria y tradiciones. Es la huella que tuvo en definitiva suficiente peso como para ser vista y reconocida en el después.

Va rápido el tiempo presente, devorando raíces, devastando el imaginario que debiera ser perpetuo, inamovible y permanente.

Seremos muy pronto, los que existimos primero. ¿Qué dirán los que vienen, que nosotros fuimos capaces de contarles? ¿Cuáles serán los nuevos sueños? ¿Cuál será esa nueva empresa capaz de mantener la idea viva de una patria? ¿Cuáles los ideales queridos tanto como para hacerlos heredables?

El “dar” que se traspasa generacionalmente no es sino la sumatoria de lo que fuimos, tan anheladamente, que otros lo percibieron y lo asumieron como propio. La familia, el trabajo bien hecho, el amor por la tierra y por la patria, la fe, la esperanza. También por supuesto, el esfuerzo gigantesco por salir adelante.

En el mundo de la empresa, lo es el emprendimiento mucho más que el patrimonio. El propósito corporativo, mucho más que la participación de mercado.

¿Cuáles serán, parafraseando a Émile Durkheim, las maneras de ser, pensar y sentir que definirán en el futuro nuestra cultura? ¿Qué significado tendrá Chile y cómo será ser chileno?

A pesar que el futuro no es una simple sucesión del pasado, necesita de éste para manifestarse. No hay futuro sin un pasado que soñó antes. No hay futuro sin hijos y no hay cambio generacional sin jóvenes que deseen mejorar las cosas más que refundarlas.

Esta larga y angosta faja de tierra tiene “poyesis”. Tiene batallas combatidas y un origen de conquista e independencia. Tiene geografía. Tiene una canción nacional de cielo azulado y de brisas que se hicieron palabra en la narrativa de sus protagonistas.

Esta larga y angosta faja de tierra contiene talentos que parecieran asombrados, paralizados, irrumpidos por un vendaval de oportunidades, pero a la vez de expectativas frustradas. Esta larga y angosta faja de tierra pareciera ser un adolescente, lleno de energía y de ganas de gratificarse, que de pronto se atisba a pensar quizás en grande.

Chile metido en la trampa de los países de ingreso medio. Chile, proyecto de casa común, preocupado por la calidad de su educación, por la ética de sus dirigentes y dirigidos, por la vida del que está por nacer y por sus adultos mayores.

Chile pareciera que se asoma a entender que es posible el desarrollo. Que todo depende de un acuerdo de respeto que resulte confiable y de sustituir las garantías de bienestar por la certeza de las oportunidades.

En poco tiempo, nuestro paso habrá sido como una ráfaga de viento y seduce imaginar qué habrá quedado en la memoria colectiva. Por de pronto no recordaremos el aniversario de internet, ni el de la creación del iphone. ¿Qué fue lo que hizo que la historia tuviera principio? ¿Por qué estamos en el preciso año 2018? ¿Qué será lo perenne, es decir eso que valió tanto la pena que subsistió un poco más allá de nuestros afanes pequeños?

Trascender es hacer presentes heredables, llenos de significado y valor. Nuestro Chile recién fundado y adolescente se asoma al comienzo de su adultez. Toma conciencia para que los mejores estén en sus liderazgos y arrastren a puro ejemplo un concepto de bien común responsable y un país desarrollado en su misma integridad.

“Ubi concordia, ibi victoria” (“Donde hay concordia, hay victoria”) reza el lema escogido este año por ICARE para la ENADE 2018. Lo que nos une es mucho más que lo que nos divide, cuando nuestros propósitos son altos y cuando los mejores son la punta de lanza para alcanzar el bienestar de todos. Entonces nos mueven sueños más ambiciosos y nobles y los caminos que se nos aparecen son de verdad originales.

 

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