Encontrar trabajo
Cuando uno observa una colmena, no puede dejar de sorprenderse por el testimonio de laboriosidad y perfección de las celdas hexagonales que conforman su estructura.
En el análogo del quehacer humano, los “hexágonos” se expanden en diversidad y toman cuerpo gracias a la inagotable creatividad de la naturaleza humana. Inteligencia y voluntad que vamos enriqueciendo con los años, adicionando hábitos y conocimientos en vasijas de experiencia.
La genialidad es 1% de inspiración y 99% de transpiración decía Thomas Alva Edison.
Por supuesto, los “Thomas Alva Edison” son excepcionales. Pero también en nuestras pequeñas realidades, todos estamos expuestos a la posibilidad de ser relevantes y trascendentes para nuestros “próximos” y de ser ese 1% que cambió sus circunstancias. Ser esa versión que nos permite de pronto, entre intentos de día y noche quedar en el recuerdo de algunos, o más humildes todavía, en la vida entera de tu hijo, o de Amelia, o de Juan. Ese 1% es el que nos permite ser en la vida de los demás una “singularidad”.
La fuerza laboral del mundo conformada por 3.350 millones de personas, se levanta cada mañana para realizar la tarea de hacer el día, justificándose y llevando sustento, presente y futuro a sus seres queridos. “Por sus obras los conoceréis”, resulta ser entonces, una afirmación que define por nuestros frutos, lo que somos.
Tan importante es el trabajo en el tejido social, que cuando no estamos a gusto en él, decimos que ese, nuestro trabajo, “no nos llena”.
¿De qué quiere que le hable? ¿De mi vida personal o de mi vida profesional? Esa disrupción ya nos da señales del profundo error que cometemos al separar el trabajo de nuestro ser, cuando el mismo nos resulta tan constitutivo como el aire que respiramos. Nuestra vida entera es trabajo, en nuestra familia, en la empresa, en nuestros pasatiempos, en el cultivo de la amistad y en todo lo que amamos.
No cuadran entonces algunos proyectos recientes que pretenden reducir la jornada laboral a 40 horas semanales. No encajan, no porque a más horas trabajadas seamos más felices, sino porque quizás detrás de esos propósitos legislativos exista una apreciación equivocada o muy reducida acerca de la importancia del trabajo en nuestras propias vidas. En alguna medida, quizás el “quo vadis” del trabajo no lo tengamos claro.
No cuadran de igual forma las proposiciones de mayores impuestos a las llamadas grandes empresas, que por cierto no nacieron siéndolo. Ellas, conforman justamente (gracias por su frase Thomas Alva Edison) el 1% de las mejores “colmenas” que lograron llegar a punta de mucho esmero y después de años, a la selección de honor en la generación de la riqueza, entendida ésta como el fruto del trabajo bien hecho. Unas empresas tiran el carro, otras comienzan.
Encontrar trabajo. Según datos del Banco Mundial, la tasa de ocupación de la fuerza laboral activa (población de 15 a 64 años de edad) cayó en el mundo, de un 70,3% en 1990 a un 66,5% en 2019. Mientras, un estudio de la UC señala que el 2019 en Chile el 50% de los trabajadores tenía 41,2 años o más. Esperanza de vida creciente y tasa de natalidad decreciente, mala combinación y coincidencia crítica si el trabajo se vincula más bien a una suerte de agobio.
¿Podrían convencerse los artistas excepcionales, o los científicos, los profesionales, los obreros, los deportistas, las madres excepcionales o simplemente las personas que aman, de invertir menos tiempo en sus excepcionales amores? ¿Qué ha perdido ese profesor desilusionado? ¿Qué ese niño de internet confundido en una inmediatez sin lenguaje?
El fruto no puede adelantar al árbol, ni el premio al esfuerzo, ni la inspiración a la transpiración.
Nunca tuvimos tantos adelantos que se precipitaron mostrándonos quizás una realidad aumentada tan poco humana, nunca más esperanza de vida al nacer y menos interés por gastarla, nunca tantos call centers con esa grabación que dice “nuestros ejecutivos se encuentran ocupados”.
Encontrar trabajo es una actitud de vida. Descubramos ese 1% que nos justifica en plenitud, para gastarnos desde cada realidad particular, intentando esos sueños memorables que hacen bien valer la vida misma.
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