La pura verdad

Marzo va concluyendo su actuación 2023. Con días de ventaja respecto de su predecesor, abrió fuegos dispersos, de reformas, cancelaciones y utopías, pero por sobre todo, de violencia. Una incerteza se ha adueñado de los espacios públicos y mentales y ha teñido los ambientes de temor.

Muy perdidos de la realidad, ya nadie cree en nada. Se ha instalado una desconfianza de rictus molesto, que sabe pero que no puede reconocer de manera clara, que no se condicen los compromisos y las promesas con las acciones que observamos. El anhelo de un Chile más igualitario ha sustituido el esfuerzo por garantías constitucionales. Y no obtenidos los resultados, se observan evidentes corrientes de odio, envidia, división y miseria.

Nos parece inmoral tapar el sol con un dedo, sin darnos cuenta que esa resulta ser una práctica humana extraordinariamente habitual. ¿Qué problema real y concreto, la clase política se ha visto impedida de resolver por causa de la Constitución vigente?

Mientras busquemos una respuesta, la muerte en vida del Instituto Nacional y la tómbola en la educación escolar, aumentarán las intuiciones de igualdad, pero lo harán inhibiendo el hambre por la superación efectiva. Y avanzando en igual línea, ahora el Sename se llama Mejor Niñez y la tarea pareciera con ese impulso creativo, cumplida.

Nos hemos desentendido de la productividad tanto como de nuestros compromisos y hemos ido incorporando un “factor desconfianza” en nuestras propias acciones.

Pero ese Chile que nos deja marzo, no pudiera ser sino la consecuencia de lo que somos individualmente en nuestras familias y empresas. La pura verdad duele.

No existen evasiones ilegítimas y otras comprensibles. La triquiñuela tributaria no es una epidemia de ricos. Hoy advertimos un comportamiento cultural que permea la sociedad en su conjunto. Es poco probable que se trate de ricos y pobres. El 40% que evade el pago de la locomoción colectiva, es dudoso que sea aquel que sencillamente no puede pagar y que el 60% que sí lo hace, no tenga dificultades y que por lo mismo su obligación consista en subsidiar la “gratuidad” de los primeros. Quienes se ilusionan con derechos garantizados, quizás por ignorancia, no reparan en los muchos que tendrán que financiar la pensión de los informales que no cotizarán, pero que recibirán todas las ayudas del Estado social de derechos y que le dejarán una mochila enorme a las generaciones futuras, es decir a sus propios hijos.

Marzo nos urge que volvamos a construir confianzas, acuñando valores y practicando la verdad, esa que se nos desapareció.

Porque convengamos que la verdad, proveniente del latín “veritas”, se define como la “coincidencia entre una afirmación y los hechos”. En griego se dice “alétheia”, cuyo significado etimológico es “sin velos, develada”.

En el mundo de la empresa, espacio privilegiado de educación y culturización de conocimientos y valores, es más habitual de lo imaginable, ver cómo cuando perdemos el propósito, cambiamos la realidad antes que los hechos. Igual que el niño que no se atreve a mostrarle una mala nota a sus papás, modificamos las mediciones o las dejamos de hacer.

Si hay algo que sobra en las empresas, son problemas. Detrás de ellos duermen las oportunidades y es el Gobierno Corporativo de éstas, el responsable de lograr que la empresa en su conjunto, se enfoque en los más relevantes, los que más esfuerzo útil demanden y los que más nos liguen con realismo a propósitos sustentables.

Reencontrémonos con los para qué. Como la Sofofa que da luces recientes de un regreso a su campo de influencia netamente empresarial, más que a los espacios propios de la política.

Por estas fechas y con respeto a toda vocación de fe, recordemos que los fariseos le pedían a Cristo, pruebas. Señales. Signos. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” dijo.

Más que la meta, que nos saque el sueño el camino. Más que los unicornios, que nadie sobre en los empeños cotidianos. Que en vez de poner foco en los cargos críticos, conozcamos de memoria la criticidad de cada cargo y que en nuestras empresas busquemos la alianza insuperable entre alto desempeño y felicidad.

Marzo nos advierte una confusión ya bastante prolongada, para una época llena de recursos y falta de voluntades.

Simple es mejor. Pocas cosas pero al cien por ciento. Partamos por nosotros y en las empresas por nuestros reales propósitos y se desvanecerán los eufemismos del día del joven combatiente y al pan le llamaremos pan y al vino, vino.

 

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